La Iglesia Católica, su jerarquía y el Vaticano mismo aún no terminan de reconocer su complicidad en la cada vez más grande cantidad de escándalos por abusos sexuales y violaciones infantiles, principal y casi exclusivamente de índole homosexual.
El planeta entero se sacude a cada momento con un nuevo escandalo clerical en donde la represión sexual de los sacerdotes consigue vía de escape a espensas de algún niño. Las más altas autoridades y representantes del catolicismo siguen protegiendo y ocultando de la ley a sus sádicos y pederastas, trasladándolos desde las parroquias donde cometen sus crímenes hasta otras parroquias donde no se sepa nada de ello, y donde sin ningún tipo de coto los curas viciosos pueden seguir aprovechándose de niños inocentes e indefensos.
Los sacerdotes actuan con hipocrecía cuando se niegan a tratar sus propios vicios, problemas y fallas eticas y a cambio pretenden dictar catedra sobre la manera de hacer política. Urosa Savino debería, por moral, hablar acerca de ese turbio asunto y dar confinaza sobre el sacerdocio en Venezuela.
¿Cómo es la cosa Urosa, luz en la calle y oscuridad en la Iglesia? Claro, la oscuridad es más conveniente para lo que les gusta hacer...
lunes, 12 de julio de 2010
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