En medio de una clase, un alguien, uno de tantos estudiantes, dijo que no era político; Que si no trabajaba, no comía y que en consecuencia, sencillamente él no era político. Era a - político.
Lamentablemente para quienes alguna vez nos han llegado a vanagloriarse de no ser políticos: todos los seres humanos somos políticos; es parte de la esencia humana y de ese espíritu colectivo nuestro. Sin el ejercicio de la política no podríamos vivir en sociedad y sin el ejercicio de la política no podíamos cambiar ningún estado de cosas, en ninguna esfera de la vida. Sencillo.
Lamentablemente para quienes alguna vez nos han llegado a vanagloriarse de no ser políticos: todos los seres humanos somos políticos; es parte de la esencia humana y de ese espíritu colectivo nuestro. Sin el ejercicio de la política no podríamos vivir en sociedad y sin el ejercicio de la política no podíamos cambiar ningún estado de cosas, en ninguna esfera de la vida. Sencillo.
De hecho, los educadores y quienes aspiramos a serlo debemos saberlo, somos parte de eso que Marx llamó el aparato ideologico del Estado, es decir, somos transmisores de las políticas del Estado (sea éste del color que sea), somos adoctrinadores del Estado o en contra del Estado si impulsamos una educación contraria a la que se propone como línea oficial, y para adoctrinar hay que hacer ejercicio de la política.
Para mi, particularmente y retomando las anotaciones que me permití hacer en esa clase, esa noche, la política no es más que Conciencia de nuestra situación y de las posibilidades reales de provocar un cambio; conciencia que necesariamente debe movilizarnos en alguna dirección y con ello convertirse en participación; o sea, ejercicio de nuestros derechos. No imagino como alguien puede ejercer un derecho sin participar, sin generar otro elemento fundamental de la política como lo es el compromiso, con lo que hace y la respectiva solidaridad que motiva ese hacer por los demás, aunque, de pronto, los demás no estén haciendo nada por ellos mismos.
Considero que negar nuestro compromiso político no hace más que alejarnos de las soluciones. Negar nuestro compromiso político solo hace que esos que nos han hecho aborrecer la simple mención de la política sigan allí… haciendo de todo, menos política.
Bueno, eso es todo… Asumo las consecuencias.
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