Ayer, lunes 5 de noviembre de 2007 los choferes adscritos a la dirección de transporte de la Universidad de Carabobo realizaron una suspención de actividades como medida de protesta ante las continuas arremetidas vandálicas a las que son sometidos de parte de "la capucha", resaltando como punto álgido el robo de tres buses UC, que de manera violenta y agresiva perpetraron estos desadaptados.
Como se recordará, el pasado viernes 2 de noviembre de 2007, cinco individuos fuertemente armados se apersonaron en la Dirección de Transporte UC y mediante amedrentamiento armado y violencia física hacia los choferes intentaron llevarse tres unidades de transporte propiedad de la universidad. Sin embargo, en esta oportunidad estos "capucha" se encontraron con una fuerte resistencia de parte de los trabajadores, quienes cansados de las constantes vejaciones a las que son sometidos e indignados de ver como estos individuos sustraen los vehiculos repotenciados para uso personal y luego dejarlos por ahí, desvalijados, actuaron para impedir que se llevaran los buses. Claro, esta resistencia fue pura dignidad de parte de los trabajadores del volante quienes se apresuraron a cerrar la salida con otros vehiculos para impedir el retiro de las tres iguanas (buses UC), porque al fin y al cabo, los desadaptados a lo mero macho se llevaron los carros destruyendo para ello la cerca perimetral de la Dirección de Transporte.
Lo cierto es que, cansados ya... los choferes buscaron mediante esta fugaz paralización del servicio llamar la atención acerca de un problema que nos involucra a todos los miembros de la comunidad universitaria. Lograron programar una Asamblea y ser escuchados por las autoridades universitarias y allí expusieron sus quejas al respecto y sus peticiones para acabar con esta situación de inseguridad. La rectora, Lic. María Luisa Aguilar de Maldonado, escucho y se comprometió en dar respuesta. Amanecerá y veremos.
Pues, recordemos también, que este episodio que ayer protagonizaron los trabajadores del transporte UC, no es único; ya antes la misma Dirección de Seguridad (PIPSUC) de la universidad a sido tomada, destrozada y quemada por la capucha sin que realmente se le diera una respuesta contundente y efectiva al clamor de los Pipsuc en su momento.
El pañito de agua tibia es el consuelo de quienes sufren demasiado cerca la inseguridad universitaria generada a partir de la existencia de grupos pseudo estudiantiles que se dedicacn a delinquir puertas adentro de la Ciudad Universitaria, amparados en ese mal concepto de autonomía que no permite el trabajo mancomunado con los cuerpos de seguridad del Estado para la supresión de este tipo de mafias intra universitarias.
Existe, desde mi punto de vista, una extensa red de intereses, complicidades, temores y hasta favores recibidos que complica enormemente la posibilidad de generar soluciones verdaderas, que vayan más allá de la formalidad de una reunión y la elaboración de documentos de repudio. Debe, tal y como en una oportunidad lo solicité ante el Consejo Universitario, precisamente en ejercicio de un derecho de palabra en relación al tema de la inseguridad, y tal como ahora proponen los trabajadores universitarios del volante: involucrarse a la comunidad universitaria por medio de una campaña que les quite anonimato a las acciones delictivas de estos grupos y revele todo el daño que nos hacen como institución, amparados justamente en la ignorancia que al respecto tiene la mayoría de sus groseras actividades. Una campaña de este tipo contribuiría al menos con fomentar un repudio colectivo hacia esta gente, que permitiría su posterior exclusión sin que pueda ser tergiversada la medida con alegatos de revanchismo político u otro de este estilo.
La inseguridad que hoy se vive en la Universidad de Carabobo, no es producto de uno o dos días atrás... Es parte de un largo proceso de permisividad, intereses, complicidades y temores, la misma complicada red que hoy le sustenta; por esa razón es claro que tampoco podrá brindarsenos una solución en uno o dos días. Pero, ¡carajo! Hace falta voluntad política, una honesta voluntad política para acabar con este vicio de manera general y no solamente con los grupos que están fuera de control, preservando los que siguen ordenes al pie de la letra. Lamentablemente no parece ser el caso actualmente.